La verdad es que durante mi vida laboral he tenido compañeros de trabajo de lo más dispares. Alcahuetes, copados, chupamedias, haraganes, laburadores, entre otros cualidades. Pero los que más recuerdo son los que por una u otra característica terminaban bautizados con los más desopilantes apodos:
Bochini: 15 años con la misma camiseta (los cambios de remera no eran su habitual costumbre)
Comisario malo: tiene cagando a los botones (su camisa apretaba tanto su panza que los botones parecían misiles apuntando a Moscú)
Nobleza gaucha: no se lava nunca (poco amigo de las duchas)
Matambre: para meterlo al agua hay que atarlo (si!! adivinaron es el mismo de antes)
Huevo de heladera: siempre está en la puerta (como era mayor ya nadie le decía nada)
Gallina prolija: se lo pasa acomodando los huevos (saben que es lo peor: que era el jefe!)
Novia fiel del lejano oeste: siempre con el mismo vaquero (invierno, verano, llueva o truene)
Patrón bueno: cada tanto hecha uno (los más crueles lo llamaban "cojenunca")
Update (gentileza de
Cachetazo a la violencia):
Indio cobarde: se entregó al blanco, también conocido como
Jorge Luis Borges: está enterrado en ginebra